Descripción


El Museo Patio Herreriano repetirá el CICLO DE CINE dedicado al gran maestro europeo Michelangelo Antonioni, tras los llenos diarios del Salón de Actos durante esta semana. De esta manera, el Museo Patio Herreriano de Valladolid presentará de nuevo los días 9, 10, 11 y 12 de octubre, a las 19 horas, este ciclo de cine dedicado a uno de los grandes maestros del cine europeo como fue MICHELANGELO ANTONIONI.


Un ciclo de cuatro películas en versión original y con subtítulos en castellano, tiene un subtitulo: La crisis de los sentimientos. La entrada será gratuita, hasta completar el aforo, no pudiéndose reservar asientos para más de una persona.


Autor o coautor de la mayoría de sus guiones, sus películas reflejan una mirada personal sobre la realidad en la que el uso del simbolismo visual nos acerca a los temas de la alienación, el aburrimiento o el erotismo sin amor. Serán cuatro de sus grandes obras las que podrán contemplarse en este ciclo, que presenta el siguiente programa:


- Lunes 9: La aventura (L’avventura, 1960),


- Martes 10: La noche (La notte, 1961)


- Miércoles 11: El eclipse (L’eclisse, 1962).


- Jueves 12: El desierto rojo (Deserto rosso, 1964)


MICHELANGELO ANTONIONI. Biografía


Michelangelo Antonioni - como todos los miembros de su generación- se formó dentro de las tendencias del neorealismo. Escribió en la revista Cinema, estudió en el Centro Experimental de Cinematografía y colaboró como guionista en películas de Roberto Rosellini y Federico Fellini.


Sus inicios como realizador, fueron en el terreno del documental- Gente del Po (1943), y en sus primeros largometrajes Cronaca di un amore (1950) o La signora senza camelle (1953)- la protagonista partía de orígenes sociales proletarios. Pero progresivamente, Michelangelo Antonioni decantará su formación realista hacia el retrato frío y lúcido de la clase social acomodada, a la cual pertenece.


Entre sus fotogramas vemos en Antonioni incontables secretos sobre el hombre del siglo XXI, lo convierte en un elemento de estudio necesario para comprender el desarrollo de la cultura occidental.


ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS


Nacido en Ferrara, al norte de Italia, el 21 de septiembre de 1912, en el seno de una familia de clase media, Michelangelo Antonioni fue desde pequeño un estudiante modélico, y se licenció en Economía, por la Universidad de Bolonia. Apasionado por el cine, se dedicó en un primer momento a la crítica cinematográfica en la revista Cinema, ocupación que cambiaría a principios de los 40 por la de realizador, adelantándose más de una década a los críticos reconvertidos en directores de la Nouvelle Vague francesa.


Primero fue ayudante de dirección de Marcel CarnéEste enlace se abrirá en una ventana nueva en la memorable Los visitantes de la noche, y a continuación ejerció como guionista, colaborando con maestros italianos como Rossellini, De Santis y Fellini. Rodó varios cortos documentales (Gente del Po, Nitidez Urbana, La amorosa mentira, Superstición) antes de debutar en el largometraje con Crónica del amor, un drama sobre el adulterio protagonizado por Lucía Bosé. Tras La dama sin camelias, Los vencidos y Amor en la ciudadEste enlace se abrirá en una ventana nueva, se consagra con Las amigasEste enlace se abrirá en una ventana nueva, memorable adaptación de la novela ‘Las mujeres solas’, de Cesare Pavese, escritor que influyó notablemente en su filmografía. Premiado con el León de Plata en Venecia al mejor director, en 1955, este drama aborda de un modo pesimista la complejidad de las relaciones humanas, a través de la amistad entre la dueña de una tienda de modas y sus clientas.


"Mis películas antiguas me han hecho sentir como un padre con sus hijos. Nacen, las ves crecer y al final hacen su propia vida", comentó el cineasta con respecto a sus películas de los 50. En esta época dirigió El grito, sobre las amargas consecuencias de la infidelidad matrimonial.


A continuación inició su célebre trilogía sobre mujeres contemporáneas, formada por La aventuraEste enlace se abrirá en una ventana nueva, La nocheEste enlace se abrirá en una ventana nueva y El eclipseEste enlace se abrirá en una ventana nueva, protagonizadas entre otros grandes intérpretes por Monica VittiEste enlace se abrirá en una ventana nueva, que se convirtió en su actriz fetiche. En ellas ensaya la fórmula del antiargumento, pues se distinguen por su trama escasa. En 1964 dirige su primera película en color, El desierto rojoEste enlace se abrirá en una ventana nueva, en la que Monica Vitti vuelve a ponerse a sus órdenes para encarnar a la esposa del director de una fábrica en estado de shock tras sufrir un accidente. El cineasta se fue a Gran Bretaña para rodar en inglés Blow UpEste enlace se abrirá en una ventana nueva, thriller inspirado por el cuento ‘Las babas del diablo’, de Julio CortázarEste enlace se abrirá en una ventana nueva, sobre un frívolo fotógrafo londinense que investiga una inquietante imagen captada por su cámara. En EE.UU., Antonioni rodó el drama Zabriskie PointEste enlace se abrirá en una ventana nueva, y en coproducción con Francia, Italia y España filmó El reportero, con Jack NicholsonEste enlace se abrirá en una ventana nueva.


Antonioni contrajo matrimonio en los años 40 con Letizia Balboni, Posteriormente ese unió a Enrica Fico, que le acompañó hasta su muerte. Fue ella quien le ayudó cuando en 1994 decidió regresar al cine, a pesar de que una grave enfermedad le había dejado parapléjico para sacar adelante Más allá de las nubesEste enlace se abrirá en una ventana nueva, codirigida por Wim WendersEste enlace se abrirá en una ventana nueva. Su último trabajo, de 2004, ha sido el episodio Il filo pericoloso delle cose, de ErosEste enlace se abrirá en una ventana nueva, un tríptico que se completaba con otros dos segmentos de Steven SoderberghEste enlace se abrirá en una ventana nueva y Wong Kar WaiEste enlace se abrirá en una ventana nueva.



PROGRAMA

ü Lunes 9: La aventura (L’avventura, 1960), 143 minutos

- Dirección: Michelangelo Antonioni

- Producción: Amato Pennasilico

- Guion: Michelangelo Antonioni, Tonino Guerra, Elio Bartolini

- Basado en una historia de Michelangelo Antonioni

- Música: Giovanni Fusco

- Fotografía: Aldo Scavarda

- Montaje: Eraldo Da Roma

- Protagonistas: Gabriele Ferzetti, Monica Vitti, Lea Massari, Dominique Blanchar, Renzo Ricci, James Addams, Dorothy de Poliolo, Esmeralda Ruspoli, Lelio Luttazzi, Giovanni Petrucci, Jack O'Connell, Angela Tommasi


La aventura (L'Avventura) es una película italoEste enlace se abrirá en una ventana nuevafrancesaEste enlace se abrirá en una ventana nueva de 1960Este enlace se abrirá en una ventana nueva dirigidaEste enlace se abrirá en una ventana nueva por Michelangelo AntonioniEste enlace se abrirá en una ventana nueva y con Gabriele FerzettiEste enlace se abrirá en una ventana nueva, Monica VittiEste enlace se abrirá en una ventana nueva y Lea MassariEste enlace se abrirá en una ventana nueva en los papeles principales.


Argumento:

Dos mujeres jóvenes, Anna (Lea MassariEste enlace se abrirá en una ventana nueva), de familia adinerada, y Claudia (Monica VittiEste enlace se abrirá en una ventana nueva), deciden realizar un viaje en yate por el Mediterráneo. Recogen a Sandro (Gabriele FerzettiEste enlace se abrirá en una ventana nueva), pareja de Anna, y emprenden el viaje. Llegan a una isla volcánica semiabandonada, donde Anna y Sandro comienzan a tener diferencias fútiles. Ella se siente aburrida e infeliz con la actitud de Sandro. Deciden tomar una siesta entre las rocas y, cuando despiertan, Anna ha desaparecido.


Enfadados por la actitud de Anna, Claudia y Sandro comienzan a buscarla; al no encontrarla, se preocupan. Deciden llamar al padre de Anna para contarle lo sucedido, éste llega a la isla, acompañado de una lancha policial y un helicópteroEste enlace se abrirá en una ventana nueva. La búsqueda de Anna sigue por días, sin resultados. Al quedar solos en la isla, comienza a surgir una atracción entre Claudia y Sandro. Regresan a tierra firme y continúan la búsqueda, pero Anna parece haber desaparecido para siempre. Claudia se debate entre un sentimiento de felicidad por lo que cree un sentimiento de amor entre ella y Sandro, y un sentimiento de culpabilidad por la desaparición de su amiga.


Lo que parecía una intrigaEste enlace se abrirá en una ventana nueva policiaca con trazas de ser un crimen, un suicidio, un accidente o una desaparición planeada se va transformando en una historia de amor llena de conflictos emocionales, donde aparecen la soledad, la incomunicación, el tedio y el aburrimiento. Sandro, sin embargo, le ofrece matrimonio a Claudia, pero ella todavía se siente desorientada por la desaparición.


Él decide invitarla a un lujoso hotel, donde se encontrará con su socio. Ya en la noche, a la hora de dormir, Claudia se acuesta, pero Sandro dice que no tiene sueño, sale de la habitación rumbo al salón del hotel donde están los huéspedes en una fiesta. Sandro circula entre ellos sin mayor entusiasmo. Claudia no logra conciliar el sueño ante la espera de Sandro a la habitación. Al amanecer, ella sale en busca de él por los salones ya vacíos; al no encontrarlo, vuelve a sentir la angustia que le provocó la desaparición de Anna. La frenética búsqueda termina cuando encuentra a Sandro en compañía de una mujer. Al verlos, huye y se detiene a llorar en una terraza. Sandro la alcanza y, sin decir nada, se sienta a llorar junto a ella, desesperanzado, débil y vacío.



ü Martes 10 : La noche (La notte, 1961), 122 minutos

- Dirección: Michelangelo Antonioni

- Producción: Emanuele Cassuto

- Diseño de producción: Piero Zuffi

- Guion: Ennio Flaiano, Tonino Guerra Y Michelangelo Antonioni

- Música: Giorgio Gaslini

- Fotografía: Gianni Di Venanzo

- Montaje: Eraldo Da Roma

- Protagonistas: Marcello Mastroianni, Jeanne Moreau, Monica Vitti, Bernhard Wicki, Giorgio Negro, Rosy Mazzacurati, Guido A. Marsan, Roberta Speroni, Maria Pia Luzi, Vicenzo Corbella


La noche es una película italoEste enlace se abrirá en una ventana nueva-francesa de 1961, del género drama psicológico, dirigida por Michelangelo AntonioniEste enlace se abrirá en una ventana nueva. Protagonizada por Marcello MastroianniEste enlace se abrirá en una ventana nueva, Jeanne MoreauEste enlace se abrirá en una ventana nueva y Monica VittiEste enlace se abrirá en una ventana nueva en los papeles principales.


Ganadora del Oso de OroEste enlace se abrirá en una ventana nueva en el Festival Internacional de Cine de BerlínEste enlace se abrirá en una ventana nueva, del Premio David de DonatelloEste enlace se abrirá en una ventana nueva y del premio Nastro d'Argento del Sindacato Nazionale Giornalisti Cinematografici Italiani (SNGCI).


Argumento:

En Milán, a comienzos de la década de 1960, Giovanni Pontano (Marcello Mastroianni), un exitoso escritor, y su esposa Lidia (Jeanne Moreau), visitan a su amigo Tommaso (Bernhard Wicki), también escritor, que está por morir en un hospital. Luego de la visita, se dirigen al local donde se presenta el nuevo libro de Giovanni. El público rodea a Giovanni para dialogar con él, y Lidia decide abandonar el lugar y dar un largo paseo por la ciudad. Más tarde se reúne con Giovanni en su hogar. Ambos, aburridos de su monótona vida, deciden salir a un club nocturno; allí son invitados para asistir a una fiesta que da un industrial millonario, Gherardini (Vincenzo Corbella), que al enterarse que Giovanni es escritor, le propone que escriba un libro sobre su empresa. A la reunión asisten personas que han sido beneficiados económicamente por el desarrollo económico italiano y que tratan de aparentar. A Lidia el ambiente le disgusta y se mantiene aislada del resto. Decide llamar al hospital para saber de su amigo Tommaso, y de allí le responden que ha muerto. Deprimida, comienza a aceptar los avances amorosos de un playboy, Roberto, (Giorgio Negro) sin llegar a mayores. Giovanni por su lado, se fascina con la joven hija del industrial Gherardini, Valentina (Monica Vitti). Una tormenta estalla y los invitados abandonan la mansión, quedando solo los tres. Lidia ve a su marido besarse con Valentina, pero no siente celos, ya que considera que su matrimonio está terminado. Amanece, Lidia y Giovanni abandonan a Valentina, que queda muy confundida, y se dirigen a un parque. Lidia lee una carta de amor que Giovanni le había escrito, pero que él no recuerda. Ella le dice que ya no siente amor por él, a lo que Giovanni reacciona tratando de encender nuevamente la pasión entre ambos. La cámara gira, abandonando la escena.



ü Miércoles 11: El eclipse (L’eclisse, 1962). 118 minutos

- Dirección: Michelangelo Antonioni

- Producción: Raymond Hakim

- Guion: Michelangelo Antonioni, Tonino Guerra, Elio Bartolini, Ottiero Ottieri

- Música: Giovanni Fusco

- Fotografía: Gianni di Venanzo

- Montaje: Eraldo Da Roma

- Protagonistas: Alain Delon, Monica Vitti, Francisco Rabal, Louis Seigner, Lilla Brignone


L'eclisse (El eclipse) es una película italianaEste enlace se abrirá en una ventana nueva de 1962Este enlace se abrirá en una ventana nueva dirigida por Michelangelo AntonioniEste enlace se abrirá en una ventana nueva. Protagonizada por Alain DelonEste enlace se abrirá en una ventana nueva, Monica VittiEste enlace se abrirá en una ventana nueva y Francisco RabalEste enlace se abrirá en una ventana nueva en los papeles principales.


Es la conclusión de la trilogía informal de Antonioni sobre el "malestar moderno" encabezada en 1960 por La aventuraEste enlace se abrirá en una ventana nueva, y La nocheEste enlace se abrirá en una ventana nueva en 1961.


Argumento:

La película cuenta la historia de una joven mujer, Vittoria (Monica Vitti) que rompe con su novio Riccardo (Francisco Rabal) para marcharse con otro hombre (Alain Delon). Este film despliega el tema de la incomunicación humana en las grandes ciudades postmodernas.


Vittoria es una joven traductora que está saliendo con el escritor para el que trabaja, Riccardo, un hombre mayor que ella. La primera escena de la película se desarrolla en la casa del escritor, recargada y opresiva. Podemos ver a la pareja en silencio. La tensión es patente, y, aunque Antonioni no nos lo muestre, no hay ninguna duda de que la discusión que han tenido ha sido muy dura. Vittoria ha decidido romper con su novio. El escritor no lo acepta, e intenta que cambie de opinión, pero la decisión de la chica es irrevocable.


Vittoria acude a la Bolsa de Roma, donde su madre está siguiendo la evolución de sus acciones. Allí conoce a Piero, el joven y atractivo corredor de bolsa de su madre. El ruido y ajetreo del lugar contrasta con el silencio opresivo del apartamento de Riccardo.


De vuelta en su casa, le cuenta a una vecina amiga suya que ha roto con su novio. Vittoria le confiesa que está "cansada, agotada, hastiada, desorientada, cómo te diría, hay días en que una mesa, una tele, un libro o un hombre me dan lo mismo". Sin embargo, no ha perdido la capacidad de divertirse, como se puede apreciar cuando acude con su amiga a visitar a otra vecina que ha vivido en Kenia. Vittoria está fascinada por los objetos exóticos que encuentra en la casa, se disfraza con algunas joyas y telas, e improvisa un baile africano delante de sus amigas.


Vittoria disfruta de su recién adquirida libertad. La invitan a realizar una travesía en avioneta hasta Verona, y la chica disfruta sobremanera de todo el viaje en sí, pero encuentra especialmente agradable la pequeña taberna de pilotos del aeródromo, con su terraza a pie de pista.


La bolsa es una vorágine cuando regresa a Roma. Los capitales se mueven de un mercado a otro, hasta que el precio de las acciones se desploma, dejando a numerosos inversores en la bancarrota. La madre de Vittoria está arruinada, y necesita unos cuantos millones de liras para saldar sus deudas. La chica se junta con Piero en un bar cercano a la Bolsa. Está preocupada por la situación de su madre, por lo que acude a su casa a visitarla, acompañada de su amigo. Piero parece no tener escrúpulos y, una vez en su oficina, se quita de encima sin ningún miramiento a los clientes preocupados porque han perdido su dinero.


Cuando sale de trabajar, después de dejar plantada a una chica con la que tenía una cita, acude en busca de Vittoria a su casa, con la intención de subir a visitarla, pero ella no le deja. Mientras están charlando, un borracho roba el coche de Piero, y acaba con él en un lago. Al día siguiente, cuando la policía saca el coche del agua, el chico está más preocupado por el tiempo y el dinero que le costará arreglarlo que por la persona que ha muerto en él, cosa que sorprende a su amiga.


La pareja da un paseo por unas calles desiertas que, en lugar de Roma, parecen las de cualquier ciudad de provincias durante el periodo estival. Piero intenta besarla, pero Vittoria le rehúye. Cuando quedan el día siguiente, él la lleva a casa de sus padres, para impresionarla, ya que es más grande y lujosa que la suya. Ante las preguntas que se hacen el uno al otro, la chica afirma que no hace falta conocerse para quererse, incluso va más allá, y le dice tal vez no sea necesario que se quieran.


Piero le habla de matrimonio, pero ella no tiene claros sus sentimientos, hay cosas del chico que no le acaban de convencer, y después de su noviazgo anterior, no quiere volver a comprometerse. Cuando él le pregunta que por qué está con él, le responde que le gustaría no quererle, o quererle mucho mejor. De todas formas, a pesar de la contradicción aparente, la relación sigue, cada vez más apasionada. Cuando se despiden después de una intensa tarde juntos, prometen quedar esa misma noche en el lugar de siempre, pero desde ese momento, los dos saben que ninguno acudirá a la cita.


Cuando llega la hora, la cámara espera el reencuentro de la pareja. Sin embargo, podemos ver otras escenas que ocurren en ese instante en el lugar de la cita: una mujer pasea a un niño en un carrito, un hombre pasa en un carro de caballos, pero no hay rastro de los protagonistas. Los escasos viandantes parecen buscar a la pareja, llega un autobús, y tenemos la esperanza de que alguno de ellos se baje de él, pero nada de esto ocurre. No volvemos a tener noticia de Vittoria ni de Piero. La pareja desaparece sin dejar rastro, dejando que el espectador imagine su futuro.


Con esta película, Antonioni alcanza la apoteosis de su estilo modernista, retomando sus temas favoritos: el distanciamiento humano y la dificultad de encontrar conexiones en un mundo cada vez más mecanizado.


El eclipse está considerado como una de las películas más importantes de Michelangelo Antonioni. Rodada en 1962, cierra la trilogía que el director inició con La aventura (1960) y La noche (1961), y que forman, para muchos, las mejores obras del director. Todas ellas mantienen una estética y temática común: tratan de las dificultades de las relaciones de pareja, de la soledad y la falta de comunicación y del temor que se tiene en la sociedad moderna a la frustración.


Michelangelo Antonioni tuvo que acudir a Florencia a rodar un eclipse, y el ambiente especial que se palpaba en la ciudad, el silencio, la calma, la luz y la ausencia de ésta, le inspiraron para rodar la película. A pesar de lo que pueda sugerir el título, en todo el filme no aparece ningún eclipse, sino que es una metáfora de la situación que viven los protagonistas.


La fotografía juega un papel muy importante en la película, ya que Antonioni hace que los decorados en los que se desarrollan las diferentes escenas guarden un paralelismo con el estado de ánimo de sus personajes. Abundan los escenarios desiertos, para reflejar el vacío interior de los protagonistas, acentuándolo mediante el contraste que supone el movimiento y las voces de los corredores de bolsa.



ü Jueves 12: El desierto rojo (Deserto rosso, 1964). 117 minutos

- Dirección: Michelangelo Antonioni

- Dirección artística: Piero Poletto

- Guion: Tonino Guerra y Michelangelo Antonioni

- Música: Giovanni Fusco, Vittorio Gelmetti, Carlo Savina

- Fotografía: Carlo Di Palma

- Montaje: Eraldo Da Roma

- Vestuario: Gitt Magrini

- Efectos especiales: Franco Freda

- Protagonistas: Monica Vitti, Richard Harris, Carlo Chionetti, Xenia Valderi, Aldo Grotti, Rita Renoir, Lili Rheims


El desierto rojo (Il deserto rosso)[1]Este enlace se abrirá en una ventana nueva​ es una película italianaEste enlace se abrirá en una ventana nueva de 1964Este enlace se abrirá en una ventana nueva dirigida por Michelangelo AntonioniEste enlace se abrirá en una ventana nueva, con Monica VittiEste enlace se abrirá en una ventana nueva y Richard HarrisEste enlace se abrirá en una ventana nueva como actores principales.[


Con un guionEste enlace se abrirá en una ventana nueva escrito por Antonioni y Tonino GuerraEste enlace se abrirá en una ventana nueva,[ el filmEste enlace se abrirá en una ventana nueva trata sobre las secuelas psicológicas que sufre una mujer (Monica VittiEste enlace se abrirá en una ventana nueva) después de sufrir un grave accidente de coche, debido al shock. Estas secuelas le provocan complicaciones a la hora de comunicarse y relacionarse con la gente que le rodea y al relacionarse con el entorno, y le llevan a ver su ciudad, RávenaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, como un desierto en plano físico, y como se menciona, un desierto en el plano personal. Estos factores crearán en torno a ella un aislamiento personal y psicológico provocándole dudas sobre su existencia, sobre su forma de vivir y ver las cosas.


El desierto rojo es la primera película en color dirigida por Antonioni. Fue galardonada con el León de OroEste enlace se abrirá en una ventana nueva en el 25º Festival de Cine de VeneciaEste enlace se abrirá en una ventana nueva de 1964Este enlace se abrirá en una ventana nueva, a la mejor película. Esta es la última película de la llamada TetralogíaEste enlace se abrirá en una ventana nueva de la incomunicación (La aventuraEste enlace se abrirá en una ventana nueva, La nocheEste enlace se abrirá en una ventana nueva, El eclipseEste enlace se abrirá en una ventana nueva y El desierto rojo) interpretadas todas ellas por Monica Vitti y el penúltimo film que realizó con Monica Vitti.


"Esta vez no se trata de una película sobre sentimientos. [..] Es demasiado simple decir que es una denuncia del inhumano mundo industrial que aplasta al individuo o lo conduce a la neurosis. [...] La neurosis que he querido describir tiene que ver sobre todo con la cuestión de la adaptación. Lo que provoca la crisis del personaje es la diferencia incurable, el desfase entre su sensibilidad, su inteligencia, su psicología y el ritmo que se le impone. Es una crisis que no afecta sólo a las relaciones epidérmicas con el mundo, la percepción de los ruidos, de los colores, de la frialdad de las personas que la rodean, sino todo su sistema de valores (educación, moral, religión) ya superados que no sirven para sostenerla. [...] Ha de renovarse completamente como mujer. [...] La película es, en cierto sentido, la historia de este trabajo [...]. Es mi film menos autobiográfico, en el que he contado una intriga como si la viese desanudarse ante mis ojos" (Antonioni en Cahiers du Cinéma nº 160, noviembre de 1964).


Por primera vez, Antonioni utilizaba el color. Su intención fue "pintar" la película como quien pinta un lienzo, inventando las relaciones entre colores sin limitarse a fotografiar los de la naturaleza. Como sugiere Matisse ("Para un mismo objeto no existe un color fijo. Los azules no son siempre el cielo ni los verdes siempre árboles"), llegó incluso a cambiar los de las paredes y los objetos para simbolizar los cambios emocionales de Giuliana. Existe en todo el film una extraordinaria potencia simbólica, una lenta y gradual transmutación de colores, una paleta de tonalidades neutras procedentes tal vez de Klee y Mondrian que no hacen sino darle la razón a Josef Albers cuando dice que "con el color sucede lo que con los tonos musicales: la disonancia es tan deseable como su contraria, la consonancia" (La interacción del color, Alianza, Madrid, 1979).


Michelangelo Antonioni y la crisis de los sentimientos.

Como señala Carlos Giménez Soria, "A principios de los años 60, Michelangelo Antonioni rueda cuatro películas que ponen de manifiesto una de las poéticas más personales del arte cinematográfico de la segunda mitad del siglo. Poética que culmina con la realización de su famosa "trilogía de la incomunicabilidad", compuesta por La aventura (L’avventura, 1960), La noche (La notte, 1961) y El eclipse (L’eclisse, 1962). A estas tres cintas es necesario añadir una cuarta, El desierto rojo (Deserto rosso, 1964), donde Antonioni utiliza por ver primera el color con el propósito de expresar los estados de ánimo de los personajes.


Así pues, esta tetralogía de películas se ha convertido en un documento clave para entender la disección y el análisis de los sentimientos humanos que Antonioni realizó a través de un nuevo lenguaje visual. Un lenguaje en el que aún persiste la voluntad de narrar una historia, a pesar de que el punto de partida se presente como una inversión de la representación clásica.


Como afirma Núria Bou, "lo que hace Antonioni es desviar la representación de sus coordenadas habituales, para hacer visibles partes del escenario mental del mundo que habían quedado ocultas para el clasicismo".


El tema fundamental de estas obras es la conflictividad sentimental entre hombres y mujeres, aspecto que Antonioni designó de modo preciso con la expresión malattia dei sentimenti.


La aventura constituyó una importante ruptura estilística. El cineasta de Ferrara aportó ciertos aspectos de puesta en escena que supusieron una renovación formal dentro del panorama cinematográfico del momento. Entre ellos estaban el uso poco ortodoxo del campo/contracampo, el desafío a la ley de los 180˚ (los saltos de eje son frecuentes en su cine posterior) y, sobre todo, el uso reiterado del tiempo muerto. Roland Barthes afirmaba que este rasgo antonioniano, que consistía en dilatar la duración de la mirada sobre las cosas hasta el punto de la extenuación, respondía a una extensión de la insistencia de todo artista visual en el poder de la mirada y, al mismo tiempo, apuntaba la naturaleza subversiva de esta tendencia estilística. Según Barthes, observar la realidad más tiempo del necesario desequilibra el orden establecido, en tanto que el tiempo exacto de una mirada es algo que dicta la sociedad.


La noche, rodada tan sólo un año después, también aportó un nuevo rasgo a la estética de su autor: la expresión de los sentimientos a través de una geometría espacial. La escena del vagabundeo que Jeanne Moreau lleva a cabo a través de los espacios urbanos de la periferia milanesa revela su angustia meditativa por medio de las frías arquitecturas de cristal y acero.


Sin embargo, la expresión más radical de este análisis del espacio aparece en El eclipse, film con el que Antonioni concluye su particular trilogía. Como afirma Ángel Quintana, "los últimos siete minutos nos muestran los espacios por donde anteriormente habían circulado los personajes como espacios absolutamente desiertos, sólo existen formas arquitectónicas, figuras abstractas"5. Esta secuencia ofrece la contemplación de un vacío: el vacío que han dejado los sentimientos no correspondidos de la pareja protagonista (formada por Alain Delon y Monica Vitti, quienes no acuden a su cita final). La indagación sobre el espacio concluye con una visión desoladora de la pasión humana, en grave peligro de extinción. El dispositivo cinematográfico vuelve a romper, de este modo, con las convenciones del lenguaje clásico.


Generalmente, las tres películas que hemos analizado tienden a ser agrupadas como una trilogía coherente dentro del cine de Antonioni. Sin embargo, el propio autor ha comentado, en más de una ocasión, que sus películas que tratan el tema de la incomunicación son cuatro, en lugar de tres: El desierto rojo también habla de una crisis existencial. Este film clausura dicho discurso y, al mismo tiempo, inicia otro sobre el uso del color.


El interés principal de esta película se desvía hacia las cualidades expresivas del cromatismo como modo autónomo de descripción de las relaciones entre los personajes y, a su vez, de éstos mismos con su propio entorno. El desierto rojo está ambientada en el mundo industrial y presenta como protagonista a una mujer que padece un elevado grado de neurosis y ha intentado suicidarse.


El cineasta de Ferrara recurrió al color como medio para modelar los estados anímicos, no sólo de los personajes o del momento de la trama, sino también del público. Consideraba el color como un sustituto de la música escénica convencional, ya que su función consiste en ofrecer un comentario emocional de la trama desde un lugar ajeno a la historia propiamente dicha. Seymour Chatman y Paul Duncan atribuyen una fuerte carga sexual al color rojo tal y como es empleado en determinadas escenas de la película, asociándolo con el desenfrenado impulso erótico de los personajes, que sustituye la falta de una vida más equilibrada.


En resumidas cuentas, las innovaciones aportadas por Michelangelo Antonioni suponen algo más que una mera ruptura con el modelo de representación institucional (MRI) impuesto por la industria hollywoodiense.

Partiendo de las propias formas clásicas del cine, Antonioni elabora un nuevo lenguaje imbricado en un personalísimo discurso sobre los sentimientos, que concede a la pasión el status de guía en relación a las estructuras narrativas con que el realizador italiano formuló sus propias normas acerca de la modernidad cinematográfica


- Núria Bou, Plano/Contraplano. De la mirada clásica al universo de Michelangelo Antonioni, Biblioteca. Nueva, Madrid, 2002, págs. 142-143.

- Roland Barthes, "Cher Antonioni", en Cahiers du Cinéma España, nº4, Madrid, septiembre de 2007, págs. 122-123.

- Ángel Quintana, El cine italiano (1942-1961). Del neorrealismo a la modernidad, Paidós, Barcelona, 1997, pág. 217.

- Michelangelo Antonioni, Para mí, hacer una película es vivir, Paidós, Barcelona, 2002, pág. 259


Antonioni como pintor

La afición de Antonioni por la pintura comenzó en su infancia, y la mantuvo toda su vida. Incluso después de sufrir una apoplejía en 1985 que le paralizó la mitad del cuerpo, siguió dibujando y pintando, y de hecho se valía de estos dibujos para comunicarse con los que le rodeaban.


Cuando era pequeño pintaba retratos de gente cercana o famosa, como sus padres o Greta Garbo. Ya mayor, volvió a pintar rostros, pero esta vez de gente desconocida, imaginaria. Rompió en pedazos una de esas pinturas, y al volverla a reconstruir, surgió la primera montaña encantada, que le inspiró para seguir trabajando en ese tema.


Igual que el fotógrafo protagonista de Blow up, deseo de una mañana de verano, fotografiaba y ampliaba las pequeñas pinturas que realizaba, dejando a la vista así elementos que eran invisibles en la imagen original.