Descripción

La concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, presentó en la Sala Municipal de Exposiciones de las Francesas de Valladolid, la muestra que cuenta con más de medio centenar de obras del creador francés Roland Topor: "Humor y Vanguardia: 20 años sin Roland Topor."

Roland Topor, ilustrador, dibujante, pintor, escritor y cineasta francés conocido por el carácter surrealista de sus obras. Perteneció al Grupo Pánico, junto a Alejandro Jodorowsky y Fernando Arrabal. Sus obras se caracterizan por un marcado humor negro y una idiosincrasia surrealista. Su novela El quimérico inquilino fue llevada al cine por Roman Polanski.

La muestra, recoge una parte "del inabarcable universo y la increíble multiplicidad" del creador. Suficiente para darse cuenta, a través de una selección de grabados, carteles, y piezas audiovisuales, de la gran versatilidad del autor "más copiado y más plagiado" del pasado siglo, como solía decir su amigo y compañero Fernando Arrabal.

A Topor, de marcado humor negro y trazo surrealista, le costaba definirse como un artista. Pero lo fue en innumerables disciplinas: dibujante e ilustrador, realizador de dibujos animados, dramaturgo, compositor de canciones, diseñador de vestuarios e incluso actor. Su estrecha relación con el cine y la literatura tiene especial relevancia en la exposición, que dará lugar al primer ensayo sobre su obra que se editará en España.

Aunque se hizo célebre como dibujante de periódicos y revistas franceses y extranjeros como Le Monde, Libération, New Yorker, Corriere della Sera, Elle o la publicación humorística gala Hara-Kiri, Roland Topor tiene una infinidad de obras como ilustrador de libros de autores de gran renombre. También grande fue su colaboración en el cine. Autor de la aclamada película francesa de animación El planeta salvaje, que se llevaría en 1973 el premio especial del jurado del Festival de Cannes-

LA EXPOSICIÓN

Alejandro Jodorowski describe así a Roland Topor, su compañero del grupo Pánico: "[…] Topor era un genio. Un genio polivalente. Lo hacía todo: escribir, dibujar, cine... Nos seguimos reuniendo los tres, Arrabal, Topor y yo, en un restaurante de París, hasta el día antes de su muerte."

Esta multiplicidad de disciplinas en las que desarrolla su trabajo, lo convierte en un personaje difícil de encajar dentro del panorama general de la creación artística francesa de la segunda mitad del siglo XX. De manera habitual, se tilda su trabajo como de obra surrealista y, en gran medida, dicho apelativo es correcto, aunque personalmente creo que ni este, ni ningún otro adjetivo describe su obra de forma completa.

Sus imágenes, como las surrealistas, evocan principios primarios del subconsciente como el impulso de muerte y el impulso de sexo que definió Freud; y al igual que los surrealistas, persigue el objetivo de remover la conciencia del espectador.

Pero como fundado del "Grupo Pánico" en referencia al dios "Pan" de la mitología grecolatina y a las fiestas que se realizaban en su honor, su obra contiene un espíritu festivo y de divertimento que lo inunda todo y que no siempre está presente en las creaciones surrealistas.

El sentido del humor se encuentra presente en toda la obra de Topor, por lo que el receptor de su obra disfruta de ella e incluso cuando trata temas tan escabrosos como la propia muerte. Un ejemplo sobresaliente en este sentido es su extraordinario poema, "100 razones para suicidarme", donde enumera un centenar de buenos motivos por los que quitarse la vida.

Lo que hace grande a Topor es su capacidad de despertar la hilaridad con una obra en la que subyace algo mucho más complejo, ya que como bien apunta Antón Castro, en su obra se realiza "una auténtica reflexión antropológica sobre la vida y la muerte".

Otro elemento distintivo de la obra de Topor frente a la surrealista consiste en que éste recorre el camino del arte de manera inversa.

Los surrealistas alcanzan con rapidez el reconocimiento de la "alta cultura" (reconocimiento de museos y exposiciones por simplificar el tema enormemente) y se pasan el resto de su trayectoria profesional intentando conquistar la "cultura popular" (medios de comunicación de masas, simplificando nuevamente el tema). Como ejemplo sirvan los repetidos intentos de Dalí por integrarse en el cine comercial de Hollywood, sin llegar a conseguirlo nunca, salvo en colaboraciones puntuales con maestros de la historia del cine como Walt Disney o Alfred Hitchcock.

Topor recorre el camino diametralmente opuesto. Alcanza la popularidad trabajando en campos propios de la "cultura de masas" como ilustraciones y textos en revistas, escribe libros que se convierten en betsellers, dibuja carteles de cine, participa en películas y en series de televisión y, a partir de dichas conquistas; dada la grandísima calidad de su trabajo, adquiere el status de artista de la "alta cultura", accediendo a galerías, museos, escribiendo obras teatrales de vanguardia, o diseñando decorados y el vestuario en óperas de vanguardia, etc.

Topor sabe moverse entre ambos mundos con soltura. Compaginando "alta cultura" y "cultura popular" consigue una libertad poco habitual en el mundo de la creación. Es "un soplo de aire fresco" para la "alta cultura", que le permite que realice una divertida crítica sobre el arte y, en contrapartida, introduce elementos vanguardistas y reflexiones propias de la "alta cultura" en sus trabajos de "arte popular".

Un ejemplo perfecto se encuentra en un cartel encargado por el centro de Arte Georges Pompidou para publicitar una exposición sobre sus más recientes adquisiciones. Topor decide reírse de los teóricos del arte contemporáneo francés, y dibuja a un crítico de arte que muestra a un muchacho de la calle un cuadro abstracto. Al mismo tiempo, la imagen enseña al teórico apuntando a la sien del pobre iletrado con una pistola, y en la malévola expresión de su rostro, podemos comprobar que está más que dispuesto a disparar en caso de que la interpretación que el chico haga de la obra no sea de su agrado.

El museo francés utilizo dicha imagen como cartel de la exposición y adquirió la obra para su colección. El escritor Jacques Sternberg describe la peculiar relación de Topor con las instituciones de artísticas de la siguiente manera: "[…] Topor se dio a conocer en los tiempos de la revista Bizarre y su posterior carrera llena de éxitos no le cambió en absoluto. Su obra no se dulcificó, nunca tuvo sentido de la medida ni fue pensada para agradar al público. En compensación siempre conservó su gran originalidad e inventiva y una fuerza provocativa que le permitió transitar los caminos del arte y la creación llegando más allá que cualquier otro artista de la historia."

La influencia de Topor es inmensa en creadores que actualmente gozan de un importante prestigio. En este sentido, Fernando Arrabal acierta al afirmar que : "[…] Topor, como dibujante es el maestro de su generación: es el artista de hoy más copiado y más plagiado… como si el mundo entero le ofreciera un silencioso y sistemático homenaje."

Los primeros artistas en ser influenciados por Topor son el propio Fernando Arrabal o Alejandro Jodorowski, pero también deja su huella en muchos otros cuya filiación es menos evidente.

Sin ser exhaustivo, y tomando como ejemplo a España, se puede rastrear su huella en artístas de muy diversa índole. Humoristas y pintores de la talla de El Roto, especialmente cuando firmaba como Ops, o pintores como Ceesepe, El hortelano o el cantautor Luis Eduardo Aute en su faceta como artista gráfico, son claros herederos del estilo de Topor.

Su obra también está presente en el trabajo de fotógrafos españoles como Joan Fontcuberta que realiza una fotografía de fuerte sabor surrealista que homenajea al cortometraje de Topor Les escargots . Alberto García Alíx publica sus dibujos en El canto de la tripulación, y Ouka Leele declara su admiración por Topor, al que considera una poderosa fuente de inspiración, en múltiples entrevistas.

Evidentemente, la influencia de Topor también puede rastrearse en el arte internacional. Una vez más, sin ser exhaustivo, influye a cineastas como Terry Gilliam en sus divertidas animaciones para Monthy Phyton; su trabajo junto a Rene Laloux en La planete sauvage inspira a ilustradores franceses de la talla de Moebius o Caza cuando realizan trabajos en cine animado; e incluso podemos encontrar su huella en el trabajo de maestros de la producción independiente americana como Bill Plymton.

Sus textos además han inspirado a escritores y cineastas de la talla de Roman Polanski, Jean Michel Ribes, Jerôme Savary o Jacques Stemberg.

Roland Topor falleció hace 20 años y, su obra sigue siendo muy popular y apreciada en todo el mundo. El tiempo le ha sentado bien, y no ha perdido un ápice de su modernidad e influencia. La razón es muy sencilla, Roland Topor era un artista completo. Federico Fellini acierta cuando describe su trabajo con las siguientes palabras: "Topor era el último representante de aquellos grandes ilustradores como Blake y Daumier, Doré y Carlo Chiostri, capaces de crear un universo completo descrito hasta el más mínimo detalle."