Descripción

Con motivo de la celebración del Día Mundial sin Alcohol, la concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valladolid, Rafaela Romero, el presidente de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados (ARVA), Julián Rodríguez y César Vega, técnico de Acción Social de la Uva, han presentado un Manifiesto con el que se persigue concienciar acerca de los peligros que acarrea el consumo abusivo de bebidas alcohólicas.


Rafaela Romero ha indicado la importancia del trabajo coordinado para afrontar este problema. "Administraciones, asociaciones, empresas de restauración y hostelería, familias, etc., tienen que sumar esfuerzos en la misma dirección y afrontar la problemática del consumo abusivo de alcohol especialmente en los más jóvenes". Destaca, también, la incidencia del consumo en las mujeres, "un problema oculto y silencioso y donde hay que redoblar los esfuerzos para visibilizarlo".


Por ese motivo, la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados hace un llamamiento a todas aquellas personas que muchas mañanas se plantean el que no van a beber tanto o que deberían beber menos. Además inciden en la necesidad de que esas personas se sometan a pruebas de diagnóstico.


ARVA destaca, también, la importancia sobre la toma de conciencia del alcoholismo como enfermedad adictiva para la que existen programas preventivos y tratamientos específicos.


Debido a la incidencia del alcohol en los jóvenes estos últimos años y, en el marco del Día Mundial Sin Alcohol, también se ha aprovechado este acto para presentar el slogan que la Universidad de Valladolid, en colaboración con ARVA, ha lanzado para sensibilizar sobre este problema: "EL ALCOHOL NO ES UN JUEGO".


El inicio en el consumo está situado en torno a los 13 años, un 84% de la población bebe diariamente y cerca de dos millones de personas lo hacen tradicionalmente en fin de semana en forma de 5 o más copas en un espacio inferior a tres horas.


En Castilla y León la población en riesgo que haría precisa alguna forma de intervención es de un 17 %, porcentaje que se puede dividir en dos segmentos de población:


- El que comienza a manifestarse en torno a los 40-45 años, producto del hábito del bebedor social y diario.


- El grupo de jóvenes bebedores con consumo compulsivo y acelerado


"Se pasa del placer de tomarse una copa a la necesidad vital de tenerla que ingerir", afirma el representante de ARVA, que cree que la experiencia padecida en carne propia de los miembros de la asociación debería servir de espejo para personas que aún no se han adentrado en un consumo de riesgo, pero que apoyados en esa tan manida frase, "yo controlo", se dirigen por un camino que les lleva a ser controlados por una sustancia que en un principio puede resultar desinhibidora e incluso placentera, pero que puede convertirse en la droga más dura y destructiva, tanto para la persona que lo consume como para su entorno familiar, laboral y social.