Descripción


El segundo Memorial Ángela Sagarra, primer concurso de puzles al aire libre que tiene lugar en la capital vallisoletana, se celebra este domingo, 17 de junio, a partir de las 11,30 horas, en la Plaza de España, un evento que servirá para rendir homenaje a una de las mayores aficionadas a esos rompecabezas del pasado siglo. El encuentro está patrocinado por la marca Clementoni, y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid y cuenta con un número de plazas limitadas pudiéndose realizar las inscripciones a través de la página web aepuzz.es


La cita del día 17 rinde homenaje a una mujer adelantada a su época, fallecida el pasado 2 de agosto de 2016 a la edad de 97 años. Sagarra supo hacer de una pequeña afición un modelo de vida, que tuvo presente en la mayor parte de sus días. "Nuestra madre practicaba una afición poco frecuente en la primera parte del siglo XX, pero, además, pudo disfrutar en sus últimos años de vida de una realidad, la del asociacionismo, que no imaginaba que existiera", señala su hijo Jaime Jover.


Precisamente uno de los impulsores en España del asociacionismo en el mundo de los puzles son los hermanos Alfonso y Fernando Álvarez Ossorio, fundadores de la Asociación Española del Puzle (Aepuzz) y Campeones de España de esta disciplina y de Europa en 2012. Fueron ellos quienes se interesaron por Ángela y su reconocido empeño por montar puzles a diario.


Ángela, la cuarta de once hermanos, era una gran apasionada a los puzles, hasta el punto de armar diariamente uno de quinientas piezas. Algo al alcance de muy pocas personas. Tenía en su haber una gran colección de puzles de madera, buena parte de ellos fabricados con ella misma.

Y es que, la afición de Ángela Sagarra (Valladolid, 1919-2016) por los puzles tiene una justificación: desde niña vio piezas de rompecabezas por las estanterías y mesas de su casa. Y la de sus tíos. Precisamente uno de ellos era un gran entusiasta de todo lo que tuviera que ver con encajar piezas, y, en un viaje a París, en los últimos coletazos del siglo XIX o los albores del XX (no se sabe con exactitud), adquirió una máquina de marquetería a pedales, de la marca "Tiscasot", con la que Ángela pudo diseñar todos los puzles de su juventud.


Además, Ángela Sagarra demostró en vida un enorme interés por el conocimiento y la lógica. Fue por ello por lo que se convirtió en una de las primeras universitarias de Valladolid, al cursar la carrera de Historia del Arte, que superó sin muchas dificultades. Si bien, tras contraer matrimonio con su esposo, un conocido médico local, el doctor Jover, se dedicó por entero a ser ama de casa y a la crianza de sus hijos.


De padres a hijos, de hijos a nietos


Jaime Jover lo detalla con precisión: "como le ocurrió a ella, que recibió de sus familiares ese legado que es la pasión que tenía por los puzles, la supo transmitir a los que veníamos detrás".


A ese legado simbólico que recibió Ángela de sus padres y tíos y que trasladó a sus descendientes, hay que añadir la citada máquina para hacer puzles de madera que hace unos años cedieron los hijos de Ángela a los citados hermanos Álvarez-Ossorio, que conservan (como oro en paño) una de las colecciones más extensas de puzles de todas las épocas -el pasado año se celebraban los 250 años de historia de ese pasatiempos- y elementos de coleccionista que resultan auténticos especímenes en el mundo, datados del siglo XVIII hasta la fecha.


Una afición para todas las edades


"Ángela demostraba que el amor por los puzles no tiene edad", asegura su hijo Jaime Jover, quien apunta que basta con acudir a cualquiera de las decenas de campeonatos que organiza Aepuzz en España para ver que participan en ellos desde niños de dos años a personas que superan los ochenta y hasta los noventa años.


En el caso de Ángela, aseguran quienes la conocieron, "tenía una cabeza privilegiada", lo que le permitió estar ensamblando puzles hasta sus últimos días. Su hijo reconoce, emocionado, que sus familiares aún conservan sin desmontar el último rompecabezas completo que realizó antes de enfermar, dos meses antes de fallecer, por el valor sentimental que dan al mismo.


Otra prueba de esa devoción por los rompecabezas se encuentra en uno de los últimos retos puzzleros que se han celebrado en Valladolid, la elaboración del puzle más grande del mundo, en la Cúpula del Milenio, titulado "Vida Salvaje", de más de 33.000 piezas. Ella fue la persona que colocó su última pieza.