Descripción

La Sala Municipal de Exposiciones de ‘Las Francesas’ de nuestra ciudad, acoge desde hoy, 6 de abril, la exposición "EL ARTE DE BACO" en la que el público podrá ser testigo de la relación entre el vino y el arte gracias a una selección única de obras de distintos artistas como Pablo Picasso, Torres García, Salvador Dalí, Gutiérrez Solano, Eduardo Arroyo, o Miquel Barceló.


A la presentación han asistido el concejal de Hacienda y Promoción Económica, Antonio Gato, y el investigador del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Wifredo Rincón García.


En total una treintena de obras que nos acercan a través de distintos medios artísticos como el grabado, el dibujo, la escultura, la fotografía y la pintura, al mundo de la tradición del vino a través de la mirada única de artistas nacionales e internacionales.


Como se sabe, a lo largo de la historia del arte español, la uva, la vendimia y el vino han sido protagonistas, en mayor o menor grado, tanto de la pintura y de la escultura, como del grabado y de las artes decorativas. La temática de estas obras es muy amplia, pues abarcan diferentes aspectos del mundo de la vid, de la vendimia y del vino, pero también de la mitología y de las fiestas populares, de las tabernas y de las relaciones familiares, además de los bodegones en los que es habitual encontrar bellos racimos de uva. Y no podemos olvidar la importancia del vino en el arte religioso, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.


Muchas de las escenas en las que el vino está presente son intemporales –como las de contenido religioso– mientras que otras, de carácter costumbrista o episódico, se proyectan, en la mayor parte de los casos, como reflejo de la sociedad de su momento.


Esta exposición se presenta coincidiendo con la celebración en Valladolid del Concurso Mundial de Bruselas, que se celebrará los días 5, 6 y 7 de mayo de 2017; y permanecerá abierta en la Sala de ‘Las Francesas’ hasta el día 21 de mayo.


BACO / Dionisio

Dionisio, hijo de Júpiter en la mitología griega dios del vino y de la vegetación, enseñó a los mortales cómo cultivar la vid y cómo hacer vino. Era bueno y amable con quienes lo honraban, pero llevaba la locura y la destrucción a quienes lo despreciaban a él o a los rituales orgiásticos de su culto. De acuerdo con la tradición, Dionisio moría cada invierno y renacía en la primavera. Para sus adeptos, este renacimiento cíclico, acompañado de la renovación estacional de los frutos de la tierra, encarnaba la promesa de la resurrección de los muertos.


Baco, dios del vino en la mitología romana, solía caracterizarse de dos maneras: una como dios de la vegetación, específicamente de los frutos de los árboles, que aparece representado en los vasos con un cuerno con bebida y racimos de uvas. Cómo llego a ser el dios popular del vino y del regocijo, se dice que en algunos de sus festivales se producían milagros en los que dicha bebida era el ingrediente predominante. La segunda caracterización del dios apunta a los misterios de una divinidad que inspiraba cultos orgiásticos, de lo que son ejemplo las médanes o bacantes. Este grupo de mujeres abandonaba el hogar y vagaba por el desierto entrando en un estado de éxtasis en su devoción al dios. Vestían pieles de cervatillos y se cría que poseían poderes ocultos.


El nombre Baco llegó a usarse en la antigua Grecia durante el siglo V a. C. se refiere a los fuertes gritos con los que se lo adoraba en las Bacanales, frenéticas celebraciones en su honor. Estos hechos, supuestamente originados en las fiestas de la naturaleza primaveral, llegaron a ser ocasión de embriaguez y de actos licenciosos, en los que los celebrantes danzaban y bebían. Las bacanales se hicieron cada vez más desenfrenadas. Por esta razón, el Senado romano las prohibió en el año 186 a. C. En el siglo I d. C., sin embargo, los misterios dionisíacos eran aún populares, como lo demuestran las representaciones alusivas encontradas en sarcófagos griegos.


Los ritos anuales en honor a la resurrección de Dionisio fueron evolucionando gradualmente hacia la forma estructurada del drama griego, y se celebraban importantes festivales en honor al dios, durante las cuales se realizaban grandes competiciones dramáticas. El festival más importante, las Grandes Dionisíacas, tenía lugar en Atenas durante cinco días de cada primavera. Para esta celebración, los grandes dramaturgos griegos Esquilo, Sófocles y Eurípides escribieron sus magníficas tragedias. Después del siglo V a. C., Dionisio fue conocido para los griegos como Baco.

EL CONCURSO MUNDIAL DE BRUSELAS 2017


Como decíamos, esta exposición se presenta coincidiendo con la celebración en Valladolid del Concurso Mundial de Bruselas. Este Concurso celebrará en mayo de este año sus veinticuatro años de existencia. Más de dos décadas de evolución, de descubrimiento y de incansable búsqueda de los vinos de calidad en todo el mundo. El Concours Mondial de Bruxelles tiene como principal ambición y propósito ofrecer a los consumidores una garantía: reconocer y diferenciar vinos de calidad irreprochables procedentes del mundo entero y en todas las gamas de precio. Su dilatada experiencia ha permitido al Concurso Mundial de Bruselas convertirse en una referencia en materia de competiciones internacionales de vino.


En su creación, llevada a cabo por Louis Havaux en Brujas, solo compitieron muestras de vino, pero a partir de 1999 se incorporó el Brussels Spirits Awards, donde también concursan bebidas espirituosas, aguardientes y otros vinos de fruta. El jurado, seleccionado rigurosamente, está compuesto por 320 periodistas especializados, enólogos, compradores internacionales, investigadores y representantes de instituciones profesionales, etc. de 54 nacionalidades distintas. Su misión consiste en otorgar los premios a los mejores resultados para cada categoría, mediante tres tipos de medallas: Gran Medalla de Oro, Medalla de Oro y Medalla de Plata. En total, se analizarán alrededor de 9.000 muestras procedentes de 51 países.


En el año 2006, la organización del Concurso Mundial de Bruselas decidió salir de sus fronteras para enfatizar así su abasto internacional y compartir su notoriedad con las regiones que se eligen como sede de su celebración. Ciudades como Lisboa, Maastricht, Burdeos, Palermo, Luxemburgo o Valencia han tenido la fortuna de poder organizar este evento, tan importante para el mundo vitivinícola.


Después de Plovdiv (Bulgaria), el Concurso Mundial de Bruselas se organizará en Valladolid, en pleno corazón de Castilla y León, los días 5, 6 y 7 de mayo de 2017. Aquí todo sabe a vino: una tierra ligada al viñedo desde tiempos inmemoriales, orgullosa de su memoria vitivinícola y poseedora de cinco Denominaciones de Origen diferentes en la actualidad. A través de un completo elenco de actividades a lo largo de todo el año y del propio Concurso, el evento logrará acercar el vino al consumidor final, al tiempo que hará partícipes de esta nueva edición a profesionales y amantes del sector. Una magnífica oportunidad para distinguir las mejores referencias a nivel nacional e internacional y de actuar como escaparate de los vinos del país.