Descripción

"Hace 49 años, en la madrugada del 28 de junio de 1969, en un oscuro pub de Tribeka en Nueva York, dos mujeres trans, Marsha P. Jhonson y Silvia Rivera, una mujer negra y una latina, se rebelaron y prendieron la mecha a los disturbios del "Stonewall Inn", hoy señalados universalmente como la primera ocasión en que las personas gais, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales, decidieron convertirse en sujetos activos de su lucha política contra un sistema que las perseguía y las criminalizaba.

Este acontecimiento histórico se conmemora ahora a nivel internacional, en reconocimiento de una fecha histórica en la lucha por la dignidad de las personas que viven la diversidad sexual, es decir, todas las personas que tienen orientaciones sexuales, orientaciones románticas, sexos, identidades de género y/o expresiones de género no normativas y discriminadas. Desde entonces en esta fecha llevamos a cabo manifestaciones y otros actos reivindicativos para luchar por la igualdad.

Estos 49 años de lucha han dado sus frutos, y pese a partir de la criminalización, el desprecio, la discriminación y la violencia, el movimiento LGBTI ha conseguido en muchos Estados el reconocimiento del derecho a ser ciudadanos en igualdad con el resto de la sociedad, a que se respete la integridad física y moral de las personas diversas e incluso, en el caso de la identidad de género, el simple derecho a ser. Y, sin embargo, estos casi cincuenta años de lucha no han permitido convertir este día de reivindicación, en una celebración.

La diversidad sexual continúa siendo un crimen en 77 Estados, es castigada con pena de muerte en 8, y a lo largo y ancho de este mundo continuamos sufriendo restricciones de derechos, y lo que es peor, condiciones estructurales de violencia y discriminación.

Incluso en la muy civilizada Europa se nos niegan derechos familiares, derechos sanitarios, laborales, prestaciones asistenciales, el acceso a una educación inclusiva y el simple derecho a vivir sin la amenaza de la agresión. El auge de movimientos populistas y neofascistas supone una amenaza real para todas las personas de sexualidades e identidades diversas desde el momento en que se nos somete a nuevas formas de violencia social e institucional y se propugna, usando la contraposición de legitimidades, la creación de una sociedad compartimentalizada, en la que sea legal discriminarnos y apartarnos del espacio público. Sirva como ejemplo ideal de esta tendencia, las famosas leyes de los váteres en los EEUU, ya más de doce, en las que a las personas transexuales se las excluye del acceso a váteres y vestuarios públicos correspondientes a su sexo, o la reciente sentencia del Tribunal Supremo de EEUU en las que se reconoce el derecho a la "objeción de conciencia" por motivos religiosos en la atención a un matrimonio homosexual.

En nuestro país, porqué ir más lejos, aun no se ha conseguido aprobar una ley de inclusión social y contra la discriminación de las personas LGBTIQ, y aún no hemos conseguido el acceso al reconocimiento de la identidad de género en condiciones de despatologización, Aún no existe un reconocimiento general de los derechos sanitarios de las personas trans, y por desgracia, aún seguimos sufriendo en el día a día, en el trabajo, en la escuela, en la calle, en los medios de comunicación y redes sociales, en nuestros propios hogares, discriminación y agresiones violentas. Nos resulta imposible obviar el hecho de que el número y gravedad de los delitos de odio homofóbicos y transfóbicos ha aumentado de manera alarmante en todo el país. O que el discurso homofóbico, protagonizado por integristas políticos y religiosos, ha cobrado un nuevo ardor.

De nada de esto es ajena la ciudad de Valladolid.

Es necesario reconocer que todo tiempo pasado fue peor. En una ciudad que se caracterizó históricamente por invisibilizarnos y marginarnos, en ocasiones hasta el exilio o la muerte, hace hoy tres años que en el balcón de esta corporación municipal, se izó la bandera arcoíris y se dio inicio a un cambio político con la pretensión de convertir a las personas gais, lesbianas transexuales o de cualquier condición sexual y de género, en ciudadanos plenos de esta ciudad, en paridad con todos nuestros vecinos. Fue un gesto, sí, pero también el punto de partida ante un nuevo enfoque político frente a la diversidad sexual.

Es cierto, sin embargo, que solo los gestos no acaban con los problemas, y si no hagamos un repaso:

En estos tres años, hemos asistido a un repunte de las agresiones con causa homófoba, y lo que es peor, hemos visto como tras una labor meritoria de la policía en la elaboración del expediente y una actitud decidida de la fiscalía, un grupo de odio local, salía impune del proceso. Aún más desconcierto e inquietud nos ha causado que agresiones de claro perfil homófobo hayan sido calificadas como simples incidentes de faltas. Tampoco nos ha supuesto ayuda alguna que en una ciudad, en la que se conseguía sin dificultad el cambio de nombre de los menores transexuales, hayamos terminado con uno de los registros civiles más estrictos en la tramitación de los cambios de nombre y sexo para menores y mayores transexuales. Respecto a las condiciones de normalización en la vida social o de inclusión laboral de las personas trans, no ha habido grandes cambios.

Y sin embargo, somos optimistas y las cosas sí que han cambiado. Hace ya dos años, Valladolid se declaró ciudad por la diversidad y aprobó una moción municipal, con el respaldo de todos los grupos municipales, con compromisos de actuación concretos para promover la igualdad efectiva de los vecinos de géneros y sexualidades diversas:

Hemos asistido, con orgullo, con satisfacción y con esperanza a la realización de talleres y campañas de concienciación en escuelas e institutos, de la mano y con el respaldo de este Ayuntamiento.

Hemos comprobado que en nuestras bibliotecas aparecían por fin obras referentes, manuales, cuentos y materiales audiovisuales de temática LGBTI

Este año, también, se nos ha incluido en el Plan Municipal de Inserción Laboral, y se aprecia una actitud mucho más consciente y una atención más eficiente a los problemas propios del colectivo en los Servicios Sociales.

Tras años de paralización, parece que finalmente el observatorio municipal de derechos humanos puede llegar a ponerse en marcha, tras la realización de un informe sobre la situación de los DDHH en la ciudad que incluye un apartado LGBTI.

También, tras dos años de esfuerzos se ha abierto el centro de la igualdad de la ciudad de Valladolid, y lo reconocemos como un hogar.

Finalmente, es indudable que ha habido un cambio en la política de apoyo y visibilización de la corporación municipal, que aquí celebramos de manera activa y con apoyo municipal fechas conmemorativas como el 17 de mayo o el 28 de junio, y que, aunque esto nos resulte increíble pensando en el pasado cercano, recibimos apoyo institucional.

Confiamos en que esta sea una política que se consolide y prospere, pero también hemos de ser honestos y recordarles a todos Uds. los compromisos aun no cumplidos:

- Se han realizado un taller de formación para los servicios sociales y el funcionariado y otros dos en formación de delitos de odio dirigidos a la policía municipal, lo que está bien, pero sólo puede considerarse una experiencia piloto o puntual, lejos aún de un plan de formación general.

- Estimamos que aún no se han realizado talleres de formación para padres y profesores en los centros educativos.

- Tampoco hemos detectado que hayan realizado actividades en los centros de mayores y aún no hemos percibido que se hayan incluidos actividades culturales y de animación sobre diversidad familiar y diferentes expresiones de identidad de género en las actividades infantiles organizadas por el Ayuntamiento.

- Creemos que en la promulgación de la Ordenanza municipal de Protección del Medio Urbano" de 26 de febrero de 2018, que sustituye a la infausta Ordenanza Municipal de Protección de la Convivencia Ciudadana y Prevención de Actuaciones Antisociales, se ha perdido la ocasión de introducir medidas contra las pintadas y otras manifestaciones que constituyan muestras de denigración, discriminación u odio hacia las personas y minorías necesitadas de tutela frente a la alteración o ruptura de la normal convivencia.

- Continuamos sin tener en nuestro callejero ninguna calle identificable como referente LGBTI.

Finalizo. En la moción municipal aprobada unánimemente hace dos años recabamos y obtuvimos de esta corporación un compromiso de apoyo a las leyes estatales y autonómicas en materia LGBTI que entonces, y aun hoy, reivindicamos. Seguimos necesitando apoyo en un momento en el que se tramita en el Congreso la reforma de la ley de cambio de sexo registral de 2007, una ley de inclusión social y no discriminación de las personas LGBTI y una posible ley de identidad de género.

Es difícil que alguna de estas iniciativas llegue a salir si no reciben un apoyo decidido que las prioricen en el corto espacio de legislatura que queda, tras casi dos años de bloqueo de estas iniciativas protagonizado por el Partido Popular. A nivel autonómico, el pasado trece de junio fue admitida a trámite la propuesta de ley de igualdad social LGBTI. Esta iniciativa llega a las Cortes de Castilla de la mano de los grupos de la oposición; tras tres años de negociación con el gobierno autonómico y tras ver como éste incumplía la promesa pública de promover un proyecto que fue negociado durante meses. Aquí resulta necesario hacer pública denuncia de la actitud de Partido Popular, que al tiempo que se abstenía permitiendo la tramitación de la ley, nos anunciaba su intención de bloquearla en tanto no se aprobara una ley estatal. Al parecer hemos caído en un "círculo virtuoso"; mientras en el Congreso de los diputados se vota en contra de la ley estatal y se alega que versa mayormente sobre competencias autonómicas, en el ámbito autonómico se obstaculiza la tramitación de la ley remitiéndonos a una normativa estatal y desconociendo las responsabilidades propias.

Señores del Grupo Popular, en política es exigible un mínimo de coherencia. Tras recibir múltiples apoyos individuales y declaraciones públicas de compromiso, la realidad es que Uds., como partido, sistemáticamente votan en contra u obstaculizan nuestras reivindicaciones. Nos vemos obligadas a pedirles, si de verdad tienen un compromiso con la diversidad, que vayan a sus sedes y abran por fin un debate que fije su posición y su discurso, porque no entendemos la necesidad que parecen sentir por representar a una minoría integrista, que ni siquiera se corresponde con su electorado. Con toda claridad, no se puede presumir de agitar la bandera arcoíris mientras nos sierran el palo.

Por todo lo aquí dicho, esta tarde, una vez más, saldremos por las calles de esta ciudad a manifestarnos y a reivindicar la igualdad. Mientras llega el día en que la celebración del 28 de junio sea solamente un día de celebración colectiva, les invitamos a todos los vecinos de Valladolid, no a desfilar, si no a manifestarse con nosotras por la igualdad y por la construcción de un mundo y una ciudad sin espacio para la violencia y la discriminación.

Muchas gracias"