Descripción

A los vecinos y las vecinas de la ciudad de Valladolid.


La fundación de la Academia de Caballería arranca en noviembre de 1850, con la Reina Isabel II en el antiguo edificio de la Universidad de Alcalá de Henares. Pasados dos años, el teniente general Ricardo Shelly, máximo responsable del Arma de Caballería, la traslada a Valladolid y desde entonces, instruyendo a cadetes, alumnos y soldados, ha permanecido vinculada de forma íntima a la ciudad de Valladolid.


Celebramos estos días, por lo tanto, 175 años de su fundación y de historia compartida, llena de complicidad y recíproca admiración. Y lo hacemos con el orgullo de quien reconoce y confiesa un nexo indisoluble entre ambas realidades: nuestra Ciudad y nuestra Academia. No pueden entenderse la una sin la otra.


En todo este tiempo la Academia ha sido testigo de excepción y partícipe de importantes acontecimientos históricos con una significada influencia en la vida social y cultural de la ciudad. Ha asistido atenta e impertérrita a la llegada del ferrocarril y a la transformación de Valladolid desde su condición de ciudad burguesa, a finales del siglo XIX, a su condición actual de gran ciudad dinámica, acogedora y con calidad de vida, referente del noroeste español en el siglo XXI.


Y la Academia de Caballería y su insigne edificio han estado ahí compartiendo su existencia con nuestro Campo Grande, flanqueada por el mismísimo río Pisuerga y esa calle de los Doctrinos que en sus entrañas encierra el ramal sur de nuestro querido Esgueva y tiene como testigos a D. José Zorrilla y a D. Miguel Delibes y su Acera de Recoletos. Todo ello piedra angular de nuestra identidad, abrazándose desde la autenticidad vallisoletana.


La extraordinaria belleza del edificio de la Academia, gracias a la colaboración de la Fundación Iberdrola España, tiene desde hoy un renovado esplendor nocturno, dentro de nuestra reconocida ruta lumínica Ríos de Luz.


La Academia está en nuestra retina, en nuestras nostalgias y se cuenta entre nuestros orgullos. Para los vallisoletanos es la encarnación más directa y familiar de lo que las Fuerzas Armadas y su Ejército de Tierra significan en la España de nuestros días.


Hoy los vallisoletanos aplaudimos con un unánime y agradecido sentir estos 175 años de la Academia de Caballería y reconocemos y respetamos el trabajo valeroso y el espíritu de servicio y de sacrificio que son señas de la Caballería española.


Y vuestro alcalde os ruega, a través de estas líneas, que todos y todas hagamos notorio este aplauso y esta sincera felicitación a nuestra Academia de Caballería, manifestando nuestro deseo de seguir compartiendo con ella estos nuevos tiempos que tanto necesitan de los valores del "espíritu jinete" en nuestra querida España.