Descripción

JORGE ADRADOS nació en 1969, en Valladolid. Vive y desarrolla su actividad artística en Valladolid. Tiene obra en la Colección Particular de S. A. R. Don Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, Junta de Castilla y León, Museo Municipal de Orense, Excma. Diputación de Valladolid y distintas colecciones particulares en España, Portugal, Italia y República Dominicana.…En las últimas obras de Jorge Adrados se puede apreciar una simplificación en la formas y en el gesto (en parte condicionados por el azar), delicados matices cromáticos obtenidos a base de insistentes veladuras y acogedoras tonalidades que resultan de iluminar y ensombrecer y que confieren a los cuadros un aspecto más atmosférico y vaporoso haciendo de estos un espacio no para ver, sino para sentir.

El artista, en su afán de búsqueda y experimentación, plantea aquí, siempre desde un lenguaje de sensaciones, la importancia del silencio y la calma interior para llegar a una armonía. Sumergidos en un mundo lleno de ruido, caos y constante movimiento ve necesario ese tiempo de calma y contemplación, de sosiego interior y encuentro con uno mismo, de relajación y serenidad…

Frente a una sociedad que parece tener su sino en el exceso de imágenes y de palabras, Jorge Adrados se sumerge en la soledad que le ofrece su estudio y se posiciona ante los cuadros desnudando su interior, dejando que fluyan las sensaciones que harán de su mano herramienta o puente entre él y el lienzo, entre el artista y el irisado mundo de colores que emplea en la elaboración de sus obras… animando al espectador a posicionarse frente a la Vida con mirada noble y mucha sensibilidad para así poder contemplar y respirar la Belleza que aún se nos regala en este cada vez más complejo Mundo.

SOBRE SU OBRA Y LA EXPOSICIÓN

"Una muestra de sensaciones, vivencias y sentimientos expresados a través de perfiles de color que se diluyen sobre los distintos soportes adaptándose al espacio acotado y sin referencias exteriores, expandiéndose, rebasando el marco físico.

Adrados conquista la abstracción cromática a partir de la alteración entre el pigmento natural directo como generador de texturas cálidas que contrastan con los tonos fríos que establecen un espacio distante entre la obra y el espectador, un territorio reservado, sensual, encriptado y desconocido, en una especie de «color field painting» (pintura de campos de color, corriente de la escuela de Nueva York y anticipatoria del mínimal) centrada en el color y sus posibilidades expresivas.

Las áreas de color son abiertas y superan los límites del cuadro. El artista parte de una abstracción lírica inmersa en el lenguaje sensorial. Mediante un proceso de síntesis conceptual y cromática elimina todo rasgo figurativo. Niega la capacidad de reconocimiento de las formas objetivas aunque su pintura tan aguada de cuidados chorreos, texturas calculadas y azar sea sugeridora de intensos bosques y acuosos paisajes donde Ofelia, Floria Tosca, Julieta y Madama Butterfly deambulan pálidas y ojerosas entre los árboles húmedas de rocío y demacradas de luz de luna, expectantes…

Adrados juega con una confusión poética que constituye el enigma de sus piezas.

Elegancia y rotundidad captadas de la observación de la naturaleza y sus vibrantes colores. Efectos conseguidos a través de veladuras muy licuadas y transparentes que sugieren un vidrio empañado, la naturaleza tras el cristal. La presencia de un emborronamiento nebuloso, una confusa sensación de profundidad sin la continuidad de un antes y un después que añade a la obra un halo de misteriosa atemporalidad. Efectos provocados por la intuición pero sujetos a un estricto control por parte del artista. Así combina pintura y distintos materiales con varias capas de transparencias como la proyección de una alucinación o paisaje borroso. Su obra se relaciona con el expresionismo abstracto en la concepción de la superficie de una pintura all over sin límites en la superficie del espacio pictórico que se trata con frontalidad y sin jerarquía entre las distintas partes de la tela. Pintura de grandes formatos, presenta el conflicto existencial. El cuadro como una acción corporal dinámica. Pigmentos vibrantes que transmiten multitud de estímulos sensoriales. Treinta piezas que reconstruyen un bosque interior ahogado, congelado y silencioso en el que no cantan los pájaros. De entre las profundidades de su interior corren ríos de misterio. Constituye una alusión poética a la naturaleza. Lo natural se hace forma, orgánica, sometida al ritmo y la distorsión; formas trabajadas por el tiempo impreso en su sugerido perfil, en su contorno y en su desgaste, en su abigarramiento y su vacío. Formas de la naturaleza castellana en un paisaje de sueños y despertares de madrugada.

Revisión del objeto natural

Así en Pópulos Nigra tras un arduo trabajo de radial, descortezamiento y vacío al aire libre en la localidad vallisoletana de Olmedo, sella el artista su gratitud hacia la naturaleza haciendo una revisión del objeto natural para convertirlo en pieza totémica y artística, intervenida mediante técnica mixta en su interior con fibra de vidrio, masilla y acrílicos en un concepto que integra y amplía «arte povera» y «land art» hacia una sublimación de la belleza de lo olvidado con un tratamiento plástico similar al del lienzo.

Jorge Adrados es consciente del carácter abstracto y empírico de sus formas presentidas en la memoria del paisaje respirado que sugiere un bosque encantado en el que arduas incandescencias revolotean sobre las brasas sobre las que meigas, trasnos y curuxas danzan hasta el amanecer…"

La Exposición, permanecerá abierta en la Sala Municipal de Exposiciones del Teatro Calderón, hasta el próximo día 27 de septiembre.