Descripción

El Teatro Zorrilla ha acogido la presnetación del libro "Retrato de Santiago López" firmado por Enrique Espinel. El acto ha contado con la presentación del alcalde, Óscar Puente, quien ha estado acompañado por la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, el hijo del biorafiado en la obra, Santiago López Valdivieso y como amigo personal del protagonista del libro, Vicente Garrido Capa además del autor del texto.

Puente ha calificado a Santiago López de "tremendamente interesante e influeyente en muchos ámbitos en el siglo XX en Valladolid. Impulsó mucho el ámbito empresarial de la ciudad, con su aportación decidida por la implantación de Renault y su desarrollo. Fue un alcalde que tuvo una obra muy prolífica pese a las dificultades económicas de su época sí tuvo muchas facilidades administrativas que ahora no tenemos. Incluso hizo su aportación al ámbito cultural llegando a escribir dos novelas. El alcalde ha querido señalar que se trata de "una figura clave en la historia de Valladolid y del que se guarda un buen recuerdo independientemente de que pertenecera a una etapa en la que no hubo libertad ni democracia en nuestro país pero de todas las etapas se pueden extraer conclusiones positivas y él es una de las personas que representa la cara positiva de aquella etapa".

El autor, Enrique espinel

Enrique Espinel es un hombre polifacético, pues además de ser Ingeniero Técnico Industrial, es Licenciado en Derecho y Doctor en Antropología Cultural por la Universidad de Valladolid. Su tesis doctoral, que ha sido publicada, llevaba por título "FASA, FASA Renault y Renault España". Precisamente en esa empresa ha trabajado durante 33 años en sus centros de Madrid, París y Valladolid, donde ocupó puestos de responsabilidad en diversas áreas y finalizó su carrera laboral siendo miembro del Comité de Dirección Industrial.

Por lo tanto, Espinel conocía bien la empresa y conocía también a Santiago López, uno de los principales protagonistas del devenir de la marca del rombo en Valladolid. Y con ese bagaje se embarcó en la aventura de redactar este libro, con el que ha pretendido, según sus propias palabras, "escribir la historia de FASA tomando como hilo conductor la persona de don Santiago, que ha seguido la evolución de la empresa desde el día mismo de su constitución, incluso antes, hasta bien entrado el siglo XXI".

El autor ha conseguido trazar un completo retrato de Santiago López y de su colosal legado. El rigor que Espinel trasmite en las páginas del libro casa bien con el afecto y la admiración que sentía, y que aún se mantiene viva, por don Santiago. Estamos, pues, ante un texto bien documentado en el que la vertiente histórica se complementa con la faceta humana que acertadamente se dibuja de Santiago López.

La figura de Santiago López

Estamos ante una de las figuras señeras del Valladolid del siglo XX. Y Valladolid, por la que tanto hizo, ha sabido reconocer la figura de Santiago López; no en vano fue distinguido con la Medalla de Oro de la ciudad, se dio su nombre a una de las calles del barrio de Parquesol y a un colegiodel barrio de Pajarillos, un edificio que ha estado en desuso, pero que pronto volverá a estar en funcionamiento como centro social y que seguirá manteniendo el nombre de tan distinguido personaje. Y ese reconocimiento se amplía ahora con este libro coeditado por la familia de Santiago López y por el Ayuntamiento de Valladolid. Y qué mejor oportunidad para hacerlo que cuando se acaba de cumplir, hace unos pocos meses, el centenario del nacimiento de aquel ilustre vallisoletano que vino al mundo en la localidad cántabra de Pesquera.

Don Santiago fue un hombre hecho a sí mismo y fue un hombre poliédrico. Como empresario su principal logro, que no el único, está ligado a un hecho transcendental para Valladolid, cual es la instalación de FASA en nuestra ciudad, hecho del que se da buena cuenta en el libro de Espinel. Como político, fue un gran alcalde de Valladolid. La labor que desarrolló durante los algo más de cuatro años, entre 1961 y 1965, en los que ejercicio como alcalde solo puede ser merecedora de parabienes, porque su magna obra ha dejado huella en nuestra ciudad. Quizá su aportación más significativa tenga que ver con que Valladolid fuera designada como Polo de Desarrollo Industrial, lo que tuvo consecuencias muy positivas para las empresas vallisoletanas y para la ciudad en general. Pero hay otros muchos frutos derivados del trabajo de don Santiago que deben ser recordados, entre ellos, la puesta en marcha de la Feria de Muestras, de la que fue presidente, la aprobación del Polígono de Argales, la creación de la Casa-Museo de Colón, la modernización del Paseo de Zorrilla y de Las Moreras, el comienzo de la urbanización de la Huerta del Rey, la instalación de la nueva depuradora que utilizaba el agua del Canal de Castilla, la creación del Parque Infantil de Tráfico de La Rosaleda, la construcción de nuevas escuelas –en La Overuela, Puente Duero y Barrio España-, el dragado y encauzamiento del río Esgueva, la llegada del abastecimiento de aguas a los barrios de Girón, Pajarillos, España, La Esperanza y a la carretera de Segovia, la ampliación y mejora de la playa fluvial de Las Moreras, la pavimentación de calles de Pajarillos, La Victoria y de la plaza de Vadillos, la cesión a la Universidad de terrenos para construir la Facultad de Ciencias, la puesta a disposición del espacio para construcción del Instituto Núñez de Arce, la autorización del uso de una parte del Pinar de Antequera para la ubicación de las instalaciones deportivas de FASA, la iniciativa para que esa misma empresa construyera viviendas para sus trabajadores… en fin, una pléyade de actuaciones que le han llevado a ser uno de los alcalde del que, con gran merecimiento, mejor recuerdo guardan sus convecinos.

Otra faceta de don Santiago tiene que ver con las colaboraciones periodísticas que desarrolló durante más de veinticinco años en El Norte de Castilla, y en la radio. E incluso, otro aspecto poco conocido de él es la de escritor de novelas; efectivamente, escribió varias novelas publicadas en la década de los cuarenta del pasado siglo, que llevaban por título "Borrasca: estampas y costumbres montañesas" y "Marichu o cómo se triunfa en la vida".

Fue don Santiago, en definitiva, un hombre dedicado a su trabajo y a su familia, que, merced a su labor infatigable, debe ser recordado como uno de los principales artífices de que Valladolid se convirtiera en un importante núcleo industrial, lo que conllevó una profunda transformación de la ciudad. En este sentido, el libro que hoy se presenta constituye una magnífica oportunidad para rememorar la figura de don Santiago.